Podemos llegar a estar convencidos de que somos personas espirituales, e inclusive dar una fuerte impresión a los demás de que lo somos, sin embargo esto no es lo que verdaderamente determina que así sea. Para obtener una respuesta válida primero es necesario llegar al entendimiento de lo que realmente significa la espiritualidad. La mayoría de las más reconocidas tradiciones filosóficas y religiosas de la humanidad coinciden en que la verdadera vida espiritual está basada en una actitud altruista, que implica una búsqueda activa del bien común, y se construye sobre actos desinteresados de Amor y de servicio al prójimo. Otro punto clave en el que coinciden dichas tradiciones espirituales de la humanidad es que la causa primordial del mal, y por ende de todo nuestro sufrimiento, es el egoísmo. Este no es más que el vivir la vida excesivamente centrado en la existencia aparentemente individual de cada uno de nosotros? punto de vista desde el cual caemos en la profunda ilusión de estar separados del resto de la existencia, lo cual nos vuelve presa de deseos egoístas que nos llevan a realizar acciones basadas únicamente en nuestros propios intereses, sin importarnos el impacto que pudiésemos tener en los demás. Actuando de esta manera nos movemos en contra de la corriente universal de la vida, ocasionando un desequilibrio y perjudicando a todo el sistema en el proceso. En conclusión, si la espiritualidad que estoy viviendo está basada únicamente en mi beneficio personal: mi vida, mi paz, mis metas, mis deseos, mi evolución, mi salvación, mi, mi, mi? Evidentemente no es una espiritualidad verdadera, es una vida egoísta (como cualquier otra) que se vale de herramientas espirituales para alimentar aún más su egoísmo. Por otro lado, alguien puede parecer muy poco espiritual a los ojos de otras personas, pero si su vida está más centrada en amar al prójimo, en buscar el bien común, y lo que predica se ve sólidamente respaldado por acciones continuas de servicio a su comunidad? Entonces nos encontramos frente a un caso de auténtica espiritualidad. Sí es cierto que primero tenemos que ayudarnos a nosotros mismos para luego poder ayudar a otros, y eso implica trabajar en mejorar nuestra calidad de vida, pero también es cierto que éste es sólo uno de los aspectos de la vida espiritual. Si en algún momento no hago la transición de incluir a los demás, y su bienestar, en mi propio camino de crecimiento espiritual, entonces estoy cayendo en el autoengaño. Se supone que la espiritualidad (auténtica) debe servir para acercarnos más a Dios, un Ser Universal y todo abarcante, las acciones de alguien que pretende acercarse a Él deben aspirar a ser de igual naturaleza. Acciones que van dirigidas a beneficiar únicamente a una pequeña parte del todo (el yo individual) no pueden acercarnos más a un Dios que es universal por naturaleza, más bien nos alejan de Él, por ende no pueden ser verdaderamente espirituales. Y tú ¿qué clase de espiritualidad estás viviendo?